martes, 12 de octubre de 2010

Recuerdos extraños

Me acuerdo que en el año nuevo de hace mucho, por ahí del 2004-2005 o algo así nos fuimos a Acapulco. Nos estábamos quedando en un condominio con no muchas casas y había una alberca para todos los vecinos. Un día hice un amigo en la alberca; no me acuerdo de su nombre, pero sí recuerdo que era gordito porque mi papá dijo: ''Inche niño gordito que arruinó mi reloj'' después de que jugamos a aguantar la respiración abajo del agua y contarnos el tiempo con el reloj dizque a prueba de agua de mi papá. No sé cómo, pero me acuerdo perfecto de esto: estábamos platicando de él y su vida acapulqueña, cuando me empezó a contar de no sé qué huracán en el que su papá se había muerto y yo así de ¡órale, no manches! hasta que me cayó el veinte de que ese huracán había sido hace como un siglo y le dije algo como: Oye, pero ese huracán fue hace mucho, tú no habías nacido. Y me dijo: Sí, pero lo que pasa es que yo soy hombre lobo. Yo al principio no le creí, pero me intentó convencer y ya para que me dejara de chingar le dije, guau, qué padre. Desde ese día ya nunca me lo volví a encontrar en la alberca, pero sí me daba vueltas en la cabeza su hombre-lobez. El día que nos íbamos a regresar vi en un coche una huella de animal en-forma-de-pie-de-lobo y casi me da el patatús. Nunca se lo había dicho a nadie, pero hace poco me acordé y no pude evitar escribir acerca de ello.

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